Empieza el curso político y continua el ruido mediático.
Empezábamos el segundo periodo de sesiones de la legislatura con la noticia de que varios presidentes autonómicos se unían para presentar un recurso ante el Tribunal Constitucional contra la amnistía aprobada en las cortes generales. Un tema que a pesar de no formar parte de las principales preocupaciones de la ciudadanía ha sido considerado como urgente por parte de los dirigentes populares. Sin ir más lejos, el President de la Generalitat Valenciana, Mazón, convocaba urgentemente al Consell un lunes para decidir presentar este recurso. Una decisión claramente partidaria y teledirigida desde Génova. Y digo yo, ¿Qué utilidad puede tener esta decisión para los valencianos y valencianas? Ninguna. El propio Tribunal Constitucional lo ha cuestionado. Y cómo no, entonces, el partido popular cuestiona el Tribunal.
El 17 de septiembre el Banco de España mejoraba las expectativas de crecimiento económico para España. Una buena noticia que tampoco alegra al partido popular, quienes una vez más, quieren convertir en un dato más para cuestionar y descalificar las instituciones públicas. ¿Qué pretende el partido popular al ensuciar el nombre de tantos y tantos trabajadores honestos?. Hay muchos profesionales trabajando en departamentos de análisis y estudios que merecen reconocimiento y no el insulto permanente de quienes no asumen haber perdido las elecciones.
Cierto es que Feijóo fue el candidato más votado en las elecciones generales del 2023 al igual que los socialistas Guillermo Fernández Vara en Extremadura, Oscar Puente en el municipio de Valladolid, Mila Tolón en Toledo, Carlos González en Elche o Angel Gabilondo en 2019 en la comunidad de Madrid. Pero a diferencia de todos los candidatos mencionados, Feijóo no ha asumido su derrota.
Aunque no nos acordemos, Ayuso no fue la candidata más votada en el 2019 cuando se presentó contra Gabilondo. A pesar de que fue Ángel Gabilondo quien más votos consiguió, fue el acuerdo del partido popular con ciudadanos el que evitó que el candidato socialista alcanzara ser presidente autonómico.
Existen por tanto, asimetrías desconcertantes a la hora de afrontar situaciones similares. El partido popular antes que asumir su derrota intenta descalificar el sistema. Pone en jaque las instituciones. No reconoce la legitimidad del gobierno y de las instituciones si no son ellos quienes las dirigen.
Insultan sin piedad a la presidenta del Congreso. La mayoría de la mesa de la Cámara Baja no les vale. Eso sí, la mayoría popular en la mesa del senado sí que les parece demócrata.
Acusan al gobierno progresista de colonizar las instituciones estatales si quienes las dirigen son nombrados por el gobierno progresista. Ahora bien, si los nombramientos en entidades autonómicas los hacen presidentes populares, estos dirigentes ya sí son merecedores de tal prestigiosa designación.
Hay una doble vara de medir. Durante años han tenido mucho poder y se resisten a perderlo. La moción de censura del 2018 les sorprendió y acusan al gobierno de Sánchez de atrincherarse cuando son ellos quienes lo hacen.Desde que empezó la legislatura están boicoteando iniciativas que son buenas para la ciudadanía. Pretenden hacer caer a toda costa el gobierno. Para dejar en evidencia la debilidad parlamentaria dejan caer iniciativas que son importantes para nuestro país.
Es necesario que el partido popular cambie el chip. El presidente del Gobierno así se lo ha pedido a Feijóo.
El partido popular se empeñan en centrarse en lo negativo, los socialistas en las soluciones.