Lo que está en peligro son los valores de la democracia, la paz y los derechos humanos defendidos por la Europa que hemos construido a lo largo de las últimas décadas y que la ultraderecha quiere destruir.

 Empezamos la sesión plenaria con un nuevo minuto de silencio por las víctimas de asesinatos machistas. Somos conscientes de la necesidad de acabar con este goteo de muertes y no deja de ser frustrante que, nuevamente se produzcan estos lamentables sucesos, en nuestra sociedad, sin que podamos acabar con ellos definitivamente.

No podemos decir que no hayamos avanzado en la lucha, pero es evidente que no es suficiente. Coincido con quienes dicen que cada víctima es un fracaso colectivo y desde todos los ámbitos debemos trabajar mucho más para conseguir terminar con esta lacra.

Más allá de las iniciativas que se debatan, creo que debemos poner en valor que hayamos sido capaces en esta cámara hace muy poco, de renovar el pacto por la lucha contra la violencia de género, a pesar de vox. Único grupo que votó en contra, por ser negacionista de la Violencia de Género.

Es lamentable ver que este grupo intente restar importancia a esta lucha, manifieste una actitud negacionista de la realidad y menosprecie a las mujeres, siempre que tiene ocasión.

Se dirige a la presidenta del congreso como “Presidente” como mera muestra de menosprecio. Con la excusa de utilizar el masculino genérico y no considerarlo como gramaticalmente incorrecto, nunca se dirigen a la Sra.Armengol de la manera que corresponde. Tal y como reconoce la RAE en respuesta a una consulta, lo normal y recomendable es usar la forma «presidenta» cuando nos referimos a una mujer que tiene ese cargo. La forma «presidenta» está documentada en español desde el s. XV y está presente en el diccionario académico desde 1803. Si esto es así, ¿por qué el empeño de Vox de no utilizar esta forma gramatical?

Su empecinamiento es tan increíble como lo es que sea la tercera fuerza del hemiciclo en términos de representatividad. ¿Qué ha ocurrido para que un grupo negacionista de la violencia machista, del cambio climático y divulgadores del odio tenga apoyo de una parte importante de la sociedad?

Sus intervenciones en el Congreso son tan lamentables como despreciables. Y, esta tarde, lo hemos vuelto a ver. La defensa de su enmienda a la totalidad al proyecto de ley de transparencia e integridad de las actividades de los grupos de interés se ha convertido en una cascada de descalificaciones impropias desde el respeto y propias de quien carece de suficientes argumentos para justificar su posición.

Cada palabra vertida por el diputado de vox ha sido un insulto hacia el gobierno, cada mensaje ha sido un menosprecio al diferente y su tono miserable es de quien se cree en posesión de una irreal supremacía intelectual.

El posicionamiento de vox en contra de la proposición de ley, para regular el régimen del comercio de derechos de emisión de gases de efecto invernadero, en la tribuna, ha dejado patente la confrontación y la tensión que generan en el hemiciclo. Utilizan una violencia verbal que consiguen trasladar a las redes sociales. Con consignas y falsedades promueven un discurso negacionista en contra de la ciencia y del cambio climático. Y dicen defender a los españoles a la vez que votan en contra de todas las medidas que les benefician si vienen del gobierno.

Es lamentable que el partido popular español esté asumiendo el discurso negacionista de vox en distintas autonomías a diferencia de lo que está promoviendo su partido homólogo en países como Alemania. El partido popular nacional ha aplaudido el «Pacto del ventorro» (pacto Mazón y vox), negando el pacto verde, asimilando inmigración a delincuencia y recortando el apoyo a la cooperación internacional. Dicen que pactando con vox no renuncian a sus principios lo que todavía les deja en peor lugar.

Como dijo nuestro portavoz en la rueda de prensa de después de la junta de portavoces, lo que hoy está en peligro no es la posición del gobierno. Lo que está en peligro son los valores de la democracia, la paz y los derechos humanos defendidos por la Europa que hemos construido a lo largo de las últimas décadas y que la ultraderecha quiere destruir.

Ojalá seamos capaces de contribuir a bajar los decibelios, llegar a acuerdos y aislar la ultraderecha.

Me gustaría terminar mi reflexión de hoy aludiendo a las palabras del ministro Oscar López. El ministro socialista ha terminado la defensa de su ley de transparencia, contestando a Vox, con la siguiente frase, que muchas veces se le atribuye al filósofo Voltaire «No estoy de acuerdo con lo que dice, pero defenderé con mi vida su derecho a decirlo». Una magnífica defensa de la libertad de expresión, que, como ha dicho el ministro, seguramente, algunos nunca entenderán.