Voy en el tren hacia Madrid para empezar la semana y, como de costumbre, me da por escribir… pensamientos que se convierten en palabras, a veces con más o menos sentido, o simplemente en sentimientos traducidos…

…”Algo se muere en el alma cuando un amigo se va”

Ayer, muchos amigos y amigas extremeños lo sintieron. “Desolación”, me decían. Y no me extraña. El cáncer sigue siendo esa palabra maldita que nadie quiere escuchar. Llega sin avisar, sin motivo aparente, y a veces arrasa con todo.

La ciencia avanza, pero nunca tan rápido como desearíamos. Aun así, los datos también nos recuerdan que no siempre vence. Que no hay un solo cáncer, que no todos son iguales y que debemos ser cuidadosos con las palabras. Esa convicción me llevó hace tiempo a presentar en el Congreso una iniciativa para promover un lenguaje más humano cuando hablamos de esta enfermedad. Ojalá algún día se convierta en declaración institucional.

…No tuve una relación personal estrecha con Guillermo Fernández Vara, más allá de coincidir en alguna reunión de ejecutiva. Pero escucharlo era siempre un privilegio. Era un hombre con valores y, sobre todo, con la coherencia de practicarlos. Presidió una comunidad que avanzó en bienestar, cohesión e igualdad.

…Su fallecimiento me sorprendió. No lo esperaba en estos momentos aunque sabía que bo estaba bien. Recordé una frase suya que me marcó: cuando le diagnosticaron la enfermedad, dijo que le habían concedido “una segunda vida”. Y tenía razón. Quien pasa por una experiencia así cambia su manera de mirar. Entiende que lo importante no es lo urgente, sino lo humano: la empatía, el cariño, el esfuerzo compartido.

…Para mí, la política también es eso: humanidad. No solo un trabajo, sino una forma de estar en el mundo. Un ejercicio de responsabilidad hacia los demás. Por mucho que trabajes, sabes que tu aportación es pequeña, pero necesaria.

Creo en la política como espacio para soñar. Soñar un país más justo, más igual, más decente. No debería ser una utopía, porque solo quien sueña puede avanzar.

A veces pienso que peco de ingenuidad. Pero los conflictos existen, también en la vida real. La diferencia está en cómo los afrontamos. ¿Por qué cuesta tanto encontrar respuestas pacíficas? ¿Por qué es más fácil juzgar que comprender?

Hay tantas formas de pensar como personas existen. Y si dos piensan exactamente igual, quizás una de ellas no esté pensando.

…No sé cuánto tiempo seguirán siendo buenos mis resultados médicos. Cada año, las revisiones me marcan el paso del tiempo. Tic-tac, tic-tac. Y cada vez doy las gracias por tener la suerte de vivir en un país con un sistema público de salud que me cuida.

Por eso quiero defenderlo. No puedo aceptar que se descuide ni que se trate como un gasto. Es una inversión en vida, en dignidad.

Pienso en la angustia de tantas mujeres en Andalucía ante los fallos en el cribado del cáncer de mama, y empatizo. No se pueden admitir. El gobierno andaluz debe de corregir de inmediato y asumir sus responsabilidades.

…Ayer compartí un vídeo de Guillermo en el que decía que el mayor privilegio de España es tener una sanidad pública que atiende a todos por igual, nazcas donde nazcas.

Tenía razón. La sanidad pública es un tesoro que debemos cuidar. Y estaremos locos el día que la demos por sentada.

No todos los partidos defienden el mismo modelo. El mío apuesta por uno en el que nacer en un sitio u otro no determine tus derechos; donde cada persona pueda vivir con dignidad y ser tratada con justicia.

Esa es la política que creo que merece la pena: la que cuida, la que une, la que protege lo que somos.

Porque, como decía Guillermo, cuando la vida te da una segunda oportunidad, también te da una responsabilidad: cuidar lo que de verdad importa.