28 de octubre de 2025
Un paso más hacia un lenguaje responsable sobre el cáncer
Hoy, en el Pleno del Congreso de los Diputados, hemos debatido y aprobado la proposición no de ley sobre el uso de la palabra cáncer que registramos este verano.
Una iniciativa que nace con un propósito muy claro: promover, en el conjunto de la acción institucional, un lenguaje responsable, empático y respetuoso en torno al cáncer.
Fue una propuesta concebida para aglutinar consensos. Y así lo ha defendido mi compañera Isaura Leal, con una intervención impecable: serena, institucional y profundamente humana. En otros tiempos, alcanzar un acuerdo en torno a una cuestión como esta habría sido sencillo. Hoy, con la ultraderecha instalada en la crispación permanente, resulta casi imposible.
La semana pasada conseguimos por unanimidad una declaración institucional con motivo del Día Mundial contra el Cáncer de Mama. Sin embargo, hoy hemos tenido que escuchar cómo Vox trataba de ridiculizar una iniciativa que nace de asociaciones de pacientes, profesionales sanitarios y entidades comprometidas con la salud pública.
No quiero darles más protagonismo del que merecen, porque sus palabras se descalifican por sí solas. Cuanto más desagradables son, más aplausos reciben entre los suyos. Su tono arrogante, su desprecio hacia el dolor ajeno, me evocan tiempos que creíamos superados.
Pretenden presentarse como defensores de las políticas contra el cáncer mientras apoyan gobiernos que recortan y desmantelan la sanidad pública, con las graves consecuencias que estamos viendo, por ejemplo, en Andalucía. Se han mostrado como lo que son: carentes de empatía y sensibilidad. Para ellos, usar la palabra cáncer como sinónimo de algo destructivo no hiere a nadie. Pero sí hiere. Y mucho.
Hay muchas enfermedades que destruyen. Y no todos los cánceres son iguales: hay distintos tipos de tumores, con diferentes grados, tratamientos y pronósticos. No es tan difícil de entender. Por eso, comparar al Tribunal Constitucional con “un cáncer” no es solo una metáfora desafortunada: es una falta de respeto hacia millones de personas.
La sobreutilización de esta palabra como insulto o símbolo de lo peor no solo empobrece el lenguaje, sino que profundiza en el estigma que todavía pesa sobre quienes padecen o hemos padecido esta enfermedad.
Claro que lo horrible es la enfermedad, no la palabra. Por eso los socialistas defendemos una sanidad pública fuerte, universal y bien financiada. Y por eso el Gobierno de Pedro Sánchez ha transferido más recursos que nunca a las comunidades autónomas, que son las competentes en sanidad.
No entender el propósito de esta iniciativa es desconocer la realidad de quienes viven, día a día, con el cáncer.
Quiero dar las gracias a todos los grupos parlamentarios y a las diputadas y diputados que han hecho posible su aprobación.
Porque romper el estigma que todavía acompaña a esta enfermedad es importante.
Porque acompañar con dignidad, situando al paciente en el centro del proceso clínico, es necesario.
Porque eliminar del discurso público metáforas bélicas o culpabilizadoras (“batalla”, “lucha”, “ganar/perder”) es deseable.
Y porque elaborar y difundir recomendaciones sobre el tratamiento informativo del cáncer, basadas en la evidencia científica y en colaboración con las asociaciones de pacientes y los colegios profesionales, es urgente e incuestionable.
Hoy hemos dado un pequeño paso adelante en humanidad, empatía y respeto.
Gracias por aprobar esta iniciativa.

