Resulta paradójico que promuevan una reforma legal sobre bajas por enfermedad cuando los indicadores alcanzan reducciones históricas motivadas en gran medida por la crisis económica y por los cambios regulatorios laborales que las penalizan. Por norma general, los trabajadores no están pidiendo la baja hasta que la situación es grave, porque no pueden permitirse una reducción de ingresos y en algunos casos incluso tienen miedo a perder el empleo.