La actualidad da para reflexionar. Este fin de semana, en Roma, más de 50000 ciudadanos han protagonizado una manifestación en la que han reivindicado la importancia de Europa. Y no es para menos. La guerra arancelaria, los incesantes conflictos bélicos que nos acechan y la permeabilidad de la ultraderecha en la sociedad están suponiendo un grave riesgo para la democracia en sí misma y para la supervivencia de los valores que han orientado la construcción europea estos últimos 75 años.
Los valores democráticos son cuestionados por grupos perfectamente organizados, los intereses económicos intentan superponerse al interés general y los jóvenes (y no tan jóvenes) exigen respuestas rápidas a problemas complejos que el sistema institucionalizado no alcanza a resolver.La democracia conlleva reglas, principios y burocracia. Son necesarios para dar garantías, seguridad y transparencia. Y, todo ello, conlleva sus tiempos. Tiempos que no conseguimos explicar y muchas veces , reducir.
Una compañera diputada me decía de manera muy acertada que las generaciones más jóvenes han nacido teniendo muchas más oportunidades que nosotros y han crecido bajo el estímulo de la inmediatez. Son la generación más tecnológicamente preparada de la historia. Con un simple click acceden a toda la información que quieren. Con el mínimo esfuerzo estudian, viajan o se comunican con el resto del mundo sin que la distancia de estar a miles de km sea un impedimento. Demandan inmediatez que si no consiguen, se traduce en frustración y depresión. Y, quizá por ello, se sienten cada vez más lejos de la política que no es capaz de dar la respuesta inmediata a su necesidad.
No podemos generalizar y seguramente no será así en todos los casos pero algo de eso sí hay.
El mensaje simplista es el que triunfa y Cuanto más grotesco e infame es un vídeo en las redes sociales más viral se hace.
Me cuesta creer que alguien pueda sentirse atraído por un señor que tiene malos modos, que insulta, que busca su beneficio propio por encima del de los demás, que avasalla y que tiene modales propios del siglo xix donde el colonialismo imperaba. Cómo imaginar que mayoritariamente la sociedad americana diera su voto de confianza a alguien con este tipo de comportamiento.
¿Qué ha ocurrido para que la fuerza más votada en EEUU sea la liderada por un personaje de estas características? Quizá la respuesta la obtengamos en su modo sencillo de comunicar, en la rapidez con la que consigue ejecutar sus decisiones.
Anuncia aranceles y en pocas semanas los pone en marcha. Al día siguiente de su nombramiento adoptó medidas de gran impacto con el único requisito de su firma. Anuló 78 medidas impulsadas por Biden. Entre ellas la transición energética. El fin del green new deal. En las próximas semanas veremos cómo se desarrolla su estrategia. De momento, se visualizan caóticos bandazos que empiezan a tensionar los mercados bursátiles.
Con la unión europea hemos construido un sistema garantista y complejo que nos ha dado los mejores años de paz y prosperidad. Se construyó para que nunca más tuviéramos que ver una guerra en espacio europeo. Se sustentó en términos de cooperación y bajo los valores democráticos. Y son estos valores los que hoy estan en riesgo.
El momento actual es incierto a la vez que apasionante.
No me lo tomen a mal, digo apasionante, por describir la intensidad emocional que se respira. Si a mí me cuesta creer la situación geopolítica a la que hemos llegado, no quiero ni pensar cómo se sentirán todos los hombres y mujeres que lucharon por la democracia y la paz en nuestro país y que participaron activamente de la construcción del espacio europeo.
Necesitamos estar más unidos que nunca porque las amenazas no son sólo externas sino también internas.
El Ministro Albares compareció la semana pasada en sede parlamentaria, en el congreso y el mensaje fue claro. Lo que está en juego son los valores democráticos y el proyecto de vida de la ciudadanía europea.
Si no somos capaces de unirnos y cohesionarnos difícilmente seremos capaces de dar seguridad y estabilidad a nuestros conciudadanos.
La situación debe abordarse en su dimensión multidisciplinar. Cuando hablamos de la necesidad del rearme no sólo es en términos de defensa sino también en terminos ideológico y de autonomía estratégica.
Una política común de defensa no es sólo incrementar la financiacion es aunar esfuerzos. Es poner en común recursos propios.
Europa siempre tuvo un dilema desde sus principios y ahora se agudiza. Es la resistencia de los estados miembros a perder soberanía. Nos encontramos en un cambio de era. La union europea tiene que madurar y tiene que decidir si quiere más Europa. Y más Europa pasa por fortalecerla en todos los sentidos.
El presidente Sánchez se ha reunido con todos los grupos politicos excepto vox para tratar la coyuntura. Llama la atención que Feijóo salga en defensa de Abascal. ¿Cómo no vamos a dejar fuera a quienes se sienten atraídos por los aires trumpistas y las estrategias de Bolsonaro y Mliley.?
El encuentro en moncloa no pasó inadvertido a la sociedad española. Los grupos que apoyan al gobierno no ven el rearme ni el incremento del gasto que reclama la Otan y Úrsula Von der Leyen. Y el partido popular una vez más no está dispuesto a apoyar al gobierno.
Creo que No podemos interpretar el encuentro como un intento fallido porque no podemos quedarnos única y exclusivamente en el hecho de la petición del aumento del gasto en defensa. La necesidad del momento va más allá que un simple tema presupuestario y que trasciende a la coyuntura actual.
La cooperación entre países y el alcance de la misma es el nudo gordiano.
Cuando hablamos de defensa no sólo es una cuestión armamentística. Hablamos de soberanía energética, tecnológica e industrial. Hablamos de autonomía estratégica.
Necesitamos fortalecernos en todos los sentidos desde la colaboración y el reparto eficiente de los recursos más alla de la visión puramente nacional. Un desafío casi inalcanzable a la vista del escenario parlamentario.
Dicho todo esto, me niego a caer en la desesperanza. El panorama internacional y también el nacional no nos da tregua. Pero no tengo ninguna duda de que sabremos afrontar las amenazas y desafíos de la mejor manera posible. España es un país resiliente. Es un gran país y cuando nos lo proponemos somos imparables.
Afrontamos la epidemia COVID con coraje y determinación. Las consecuencias de la guerra de ucrania, las disrupciones en las cadenas de suministros o la crisis inflacionista han sido abordadas con medidas extraordinarias por parte del gobierno de España. Medidas que han conseguido paliar y contener los aspectos más adversos de la crisis. Los indicadores económicos más recientes nos muestran que España ha sabido recuperarse situándose en el motor de crecimiento de Europa. Crecemos por encima de la media de Europa y la mayor parte del empleo que se genera es de España. Los principales titulares de medios internacionales así lo han atestiguado.
Y lo hemos conseguido de la mano de Europa, con los fondos europeos, desde la cooperación. Por eso me sumo a la necesidad del rearme. Y cuando hablamos de rearme no sólo hablamos de defensa, nos estamos refiriendo, sobre todo, al REARME IDEOLÓGICO para continuar cimentando la Europa donde la dignidad humana debe ser respetada y protegida como auténtica base de los derechos fundamentales.
Una Europa que garantiza la libertad de circulación, de pensamiento, de religión, de reunión, de expresión y de información. Una Europa que funciona bajo la democracia representativa, el principio de igualdad y se basa en el Estado de Derecho.
Me sumo a Más Europa!! Te sumas?